lunes, 10 de diciembre de 2012

AÑO 2012


Casi se ha pasado el año y no he puesto ninguna entrada nueva. Me he dado cuenta al ir a pagar la inscripción del GR10-EXTREM 2013. ¡Leches, si es la última entrada que tengo y casi ha pasado un año!.

Algo he corrido este año y hago un resumen rápido.
Primero hice la Maratón de Espadán. Ya la había hecho cuando empecé a transitar por la montaña pero me apetecía repetir. Me la tomé como un entrenamiento y eso me permitió disfrutarla a pesar del calor.
Luego vino el gran reto de la temporada, la CSP115. Como en agosto iba a ser padre de nuevo vi que este año estaría complicado repetir en la CMA Alfondeguilla-Javalambre, así que opté por un ultra antes del verano. Una gran prueba, muy buena organización, bonito recorrido,...De nuevo mucho calor, ha sido la tónica de este año. Totalmente recomendable.
También repetí, después de varios años en la Marxa al Bartolo y asistí a la primera edición de otra prueba, suele ser lo que más me gusta, La maratón de montaña de Javalambre. La salida es en la Puebla de San Miguel y toca los términos de este pueblo, Riodeva y Camarena de la Sierra (el mío). Un gran recorrido, duro y que pasa por dos de los parajes, a mi entender, más bonitos de la zona: Amanaderos y las piedras del Colchán.
Añadir las dos Tuercelimas (invierno y primavera) con los Zancadas y algunas pruebas más pequeñas acompañando a algunos amigos que se inician en esto del correr.

Respecto a los entrenamientos, destacar el de 50 km que hice junto a José Luis de eliana running por la sierra de Espadán, subiendo los cinco picos de más de 1.000 m de la zona. Disfruté mucho más que en una carrera y lo vi más satisfactorio, nosotros solos, sin marcaje, llevando encima todo lo que podíamos necesitar,... Montaña auténtica en un recorrido precioso. La idea es repetir salidas de este tipo, descubriendo sitios nuevos.

sábado, 28 de enero de 2012

GR10 Extrem 2012. Si te lo mandan no lo haces.

El GR10 extrem es una prueba que consiste en recorrer, como su nombre indica, el tramo del GR10 que transcurre por la provincia de Valencia. Comienza en Puzol, junto al mar, y termina en La Pobleta de Andilla, junto a la provincia de Teruel.
En total son 93 km con 3.800D+ y 3.000D-.
El límite de tiempo para realizarlo es de 20 horas lo que permite el completarlo sin ningún tipo de agobio si ese es el objetivo.

El terreno, en general, no es nada técnico a excepción de dos pasos de “semiescalada” en los primeros kilómetros, las Peñas Guaita y las cadenas del Garbí. Por lo demás tramos de pista y senda en buen estado.

El marcaje corresponde fundamentalmente a las señales blancas y rojas del GR, apoyado en varios puntos con cintas, marcas en el suelo e incluso señales luminosas en los tramos iniciales y finales, que para muchos corredores se recorren de noche. Yo, personalmente, no tuve ningún problema y solamente encendí el GPS en los últimos 20 km. Más como precaución que por necesidad, aunque parece ser que bastantes corredores tuvieron despistes. Entre ellos Salvador Calvo, uno de los favoritos.

Los avituallamientos son bastante completos, destacando el de Gátova donde hay arroz y bocadillos como plato fuerte. Si es cierto que en la zona central están algo distanciados y es conveniente ir bien provisto de agua, sobretodo si el día resulta tirando a caluroso como el de este año.

Excelente organización y asistencia al corredor. Duchas calientes en la llegada y autobús para volver a Puzol.
Es un recorrido bastante asequible (dentro de lo asequible que pueden ser 93 km por montaña) ideal para iniciarse en este tipo de pruebas.
Toda la información en http://cxmvalencia.blogspot.com/p/gr10x.html

Respecto a mi experiencia personal, era mi primera participación en esta prueba. Todo el equipo Zancadas nos reunimos en la línea de salida sobre las 5:30 y veo a varios conocidos como Daniel (compañero varios años en el CMAJ) y a Toni (gran sorpresa). A las 6 la salida con frontal porque todavía es de noche. Yo salí deprisa para evitar el tapón en las Peñas Guaita. Una vez las pasé empecé a sentir calor. Llevaba una camiseta térmica de manga larga debajo que me sobró desde el inicio, así que paré a quitármela. Para otra ocasión pruebo con manguitos. La primera parte de la carrera me fue muy bien. Especialmente el tramo entre Serra y Gátova. Terreno conocido por salidas en BTT y pasando por la Prunera, donde estuve de acampada un par de veranos hace ya un montón de años.

En Gátova la comida no me sienta bien del todo y la subida de después del avituallamiento se me hace algo dura. Luego muchos kilómetros de pista en los que, si tienes fuerzas, se puede correr bastante.

Hasta el kilómetro 60 voy aguantando y con posibilidades de entrar en las 12 horas pero aquí me viene el bajón. El estómago no me funciona bien, algo que nunca me había pasado y por tanto estoy bajo de fuerzas. Me acuerdo entonces de lo que me decía mi abuela: “si te lo mandas no lo haces” y me prometo a mí mismo que no vuelvo a hacer ninguna carrera de más de 20 km (esto evidentemente me lo prometo siempre y se me olvida al llegar a meta).

Parece que a partir del 75-80 cambian las cosas y me encuentro algo mejor. De hecho se cambia un poco la tónica de los kilómetros anteriores y empiezo a adelantar corredores en vez de ser adelantado. Y así, sin necesidad de volver a encender el frontal por escaso minutos, llego a meta en 12h27m. Puesto 43. Al final ha estado bastante bien, aunque las sensaciones durante muchos kilómetros no han sido buenas.

En meta me encuentro con el Xufero, que se ha pasado todo el día de avituallamiento en avituallamiento animando a los Zancadas y con Paco Soriano que me baja en coche a Puzol evitándome la paliza de la espera y la bajada en autobús y permitiéndome llegar a casa a una hora más que razonable.

sábado, 1 de octubre de 2011

CUERPO, MENTE Y ALMA EN JAVALAMBRE 2011


Para el que no conozca la carrera es una prueba de 107 km, con algo más de 10.000 metros de desnivel acumulado. Se sale del refugio Serra en Alfondeguilla (Castellón) y se termina en el refugio Rabada y Navarro en Camarena de la Sierra (Teruel). Las características más importantes son la poca cantidad de participantes (35 este año) y la ausencia de marcajes, lo que obliga a ir provisto de GPS y a despistarse algunas veces.

Este año era mi tercera participación consecutiva y las cosas pintaban mal. Julio prácticamente sin entrenar por una lesión en el soleo (músculo del que en junio no había oído hablar en mi vida) que se reproduzco en forma de sobrecarga la semana anterior a la prueba y que tras una visita al fisio me tiene los 10 días anteriores de reposo casi absoluto.

A las 3:30 de la mañana me despierto porque cae un aguacero de no te menees. En la salida sigue lloviendo aunque bastante menos. Las previsiones son malas, pero a la hora de la verdad pasamos más bien calor y de agua ni gota.

La salida es más rápida que la del año pasado y tras las primeras subidas se forma un grupete de 3 en cabeza en el que… COÑO, SI ESTOY YO. Me pongo unos metros delante para ver lo que se siente.

De todas formas, uno de nosotros es bastante más fuerte, y aunque nos va esperando le decimos que se vaya porque nos va a reventar.

Así que nos quedamos Juan (jienense afincado en Villareal) y yo. Juan impone el ritmo en el tramo de Espadán. Yo noto que voy algo por encima de lo que debería y temo que lo voy a pagar más tarde. De todas formas como me acabo de terminar el libro de Karnazes estoy alto de motivación y me repito “Lo que cuenta en la batalla es lo que haces cuando llega el dolor” y chorradas de este estilo y voy aguantando.

Después de subir Espadán y la Rápita, paso mi momento más bajo, antes de llegar al avituallamiento de Matet. Son 3 kilómetros llanos por pista que se me hacen eternos. Juan tiene que bajar un poco el ritmo. Por suerte, el bocata me revive y salgo otra vez con buenas sensaciones.

El calor ya empieza a apretar y poco a poco nos acercamos a Pina donde nos metemos otro bocata y cogemos algo de ropa de abrigo para pasar la noche.

El tramo desde Pina hasta Manzanera es bastante corredor y como nos encontramos con fuerzas, los kilómetros no pasan demasiado lentos.

Al llegar al pie de la Muela de Manzanera (penúltima dificultad del día) encendemos los frontales, que sirven de poco ya que hay mucha niebla. A estas alturas, y aunque parezca mentira, voy fenomenal y soy yo el que tira de mi compañero de viaje. Arriba de la muela nos avituallamos de nuevo con un café con leche y magdalenas y nos lanzamos en picado a buscar Javalambre.

Al principio es difícil correr por la niebla, pero enseguida se despeja y aprovechamos las bajadas, aunque también nos encontramos con más subidas de las que recordábamos de otros años (creo que eso se llama memoria selectiva).

La subida a Javalambre es por, el llamado por los participantes, “el barranco de la muerte”. Yo me encuentro muy bien y empezamos a subir fuertes. Aquí mi compañero pasa su momento bajo y ya en la parte alta tenemos que detenernos un poco. Se recupera enseguida y llegamos al pico.

Desde allí ya solo nos quedan unos 3 km de bajada hasta la meta donde llegamos después de 17h y 40m. 3 horas menos que el año pasado, lo que me hace llegar exultante.

Al día siguiente la ya tradicional comida con los organizadores y corredores que nos hemos quedado. Buen ambiente y tiempo para recordar anécdotas y repasar las jugadas más interesantes.
Tomás, alma mater de la prueba, comenta su proyecto para el año que viene de una carrera de 160 km. Con una primera parte similar, pero girando luego hacia Montanejos para hacerla circular. En aquel momento en que aún estaba lamiendo mis heridas le dije que yo no iba ni loco, pero con el paso de los días, como me pasa siempre, la idea ya no parece tan descabellada.